LA PROBLEMÁTICA DE LA VIVIENDA PARA LAS PERSONAS DEL ENVASADO AGRÍCOLA

En el mundo del envasado hortofrutícola, cada día es una carrera contra el tiempo para que las frutas y verduras lleguen frescas a los supermercados. Como trabajadora de este sector, sé lo que es pasar horas seleccionando, clasificando y empaquetando con cuidado para garantizar la calidad. Pero cuando termina la temporada, muchos de nosotros nos enfrentamos a una realidad que pesa: ¿Cómo pagamos los enormes alquileres o las hipotecas  cuando las líneas de envasado se paran? La falta de viviendas dignas y asequibles para quienes trabajamos en el envasado de verduras es un problema que no podemos ignorar. En este post, te cuento de corazón cómo nos afecta y por qué necesitamos soluciones ya.




La vida de una envasadora después de la temporada

Imagina que has pasado meses en la planta de envasado, asegurándote de que cada tomate, pimiento o calabacín esté perfecto. Es un trabajo duro, pero gratificante. Sin embargo, cuando la campaña termina, la estabilidad se desvanece. Muchos de nosotros tenemos que gastar nuestros pocos ahorros porque el alquiler se vuelve imposible sin un sueldo fijo. Buscar un nuevo lugar en las zonas del poniente  donde están las plantas de envasado es como buscar una aguja en un pajar: los pisos son escasos, los precios están por las nubes y, a veces, parece que vivimos en el centro de Manhattan en lugar de en un pueblo de Almería.

Y ya ni hablamos de conseguir comprar: Si tienes la suerte de ser fijo discontínuo ya tienes algo ganado, pero necesitas muchísimos avales para que te den una hipoteca (o hipotecón, porque menudos precios hay en el pueblo) de el 70% u 80%.

No es solo el dinero. La incertidumbre de no saber si habrá trabajo en la próxima temporada te hace sentir que vives en una cuerda floja. Y aunque amamos nuestro trabajo, la falta de un sueldo  estable nos quita la tranquilidad que necesitamos para seguir dando lo mejor en la línea de envasado.

¿Por qué es tan difícil encontrar un hogar?

El envasado hortofrutícola está concentrado en zonas rurales como Murcia, Almería o Valencia, donde la demanda de trabajadores es alta, pero las viviendas disponibles son pocas. En lugares como éstos, los alquileres se disparan porque los propietarios saben que hay necesidad. Y cuando la campaña termina, muchos no podemos seguir pagando. Además, las empresas del sector a veces no tienen recursos o incentivos para ayudarnos con este problema, y las ayudas públicas dejan que desear.  Es como si el sistema no viera que quienes envasamos las verduras somos esenciales para que el sector funcione.



Soluciones que podrían cambiarlo todo

No hace falta reinventar la rueda, pero sí poner el corazón en buscar soluciones. Por ejemplo, ¿y si se construyeran más viviendas asequibles cerca de las plantas de envasado? No hablo de lujos, sino de pisos dignos donde podamos vivir sin miedo a quedarnos en la calle. También sería un gran paso que las empresas del sector y los ayuntamientos trabajaran juntos para ofrecer alquileres más económicos o  ayudas para cubrir los meses sin trabajo.


Por un futuro donde todos ganemos

Quienes trabajamos en el envasado hortofrutícola no solo queremos un salario: queremos un lugar donde descansar, recargar energías y sentirnos en casa. Resolver este problema no solo nos ayudaría a nosotros, sino que fortalecería todo el sector. Con trabajadores más estables, las empresas podrían contar con equipos más comprometidos, y los consumidores seguirían recibiendo productos de calidad. Es un ganar-ganar.

Así que, la próxima vez que abras una bolsa de lechuga o cortes un pimiento, piensa en las manos que lo hicieron posible. Y si puedes, comparte este post o habla de esta realidad. Juntos, podemos empujar para que quienes trabajamos en el envasado tengamos un hogar digno sin morir en el intento.


¿Qué opinas? ¿Crees que las empresas o los gobiernos deberían hacer más por nosotros? Deja tu comentario y sigamos dando voz a esta causa.

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